Introducción Se considera que aproximadamente el 80% de la población mundial va a sufrir de lumbago en algún momento de su vida. Para algunas personas, esa dolencia será momentánea, desaparecerá sin volver nunca más. Sin embargo, otros no serán tan afortunados. El dolor se reiterará en muchas oportunidades y les ocasionará una seria alteración de su vida normal, con consecuencias incluso económicas. No obstante, el dolor lumbar puede ser prevenido, eliminado o al menos controlado siempre y cuando la persona utilice correctamente su cuerpo. A causa de las razones expuestas, se han proyectado ejercicios específicos, dirigidos a preservar la salud de la columna. Además, médicos especialistas explicamos cómo los malos hábitos pueden provocar e incluso empeorar los dolores de espalda y enseñamos lo que se debe hacer para prevenirlos. Todos tendemos a descuidar la espalda hasta que un día, cuando menos lo esperamos, nos damos cuenta que la misma está sufriendo: !Oh! !Me duele la cintura! ¿Por qué será? Ese dolor de cintura (lumbago), es uno de los malestares más comunes de la humanidad. No se resuelve con una solución sencilla. Aunque su médico puede guiarlo para lograr una feliz recuperación, una espalda saludable y sin dolor casi siempre depende de usted. Sólo usted puede mejorar su postura y aprender las maneras de prevenir la tensión de la espalda a lo largo de las actividades diarias. Y sólo usted -siguiendo la guía de su médico-, puede llevar a cabo un programa diario de ejercicios para que los músculos de sostén del abdomen y de la espalda sean fuertes y robustos. Al mantener saludables dichos músculos, conservará las tres curvaturas naturales de la espalda en su alineamiento normal y equilibrado. En síntesis, la mayoría de los problemas de espalda pueden ser prevenidos a través de la adquisición de determinados hábitos y mediante la ejecución de algunos ejercicios que no sólo lo mantendrán sano, sino que también lo fortalecerán.
Sedentarismo Gran parte de los problemas que suelen afectar la espalda, se producen como resultado de una vida sedentaria. El término sedentario, proveniente del latín sedere, estar sentado, se aplica al oficio o vida de poca agitación o movimiento. La mayoría de nosotros pasamos gran parte de nuestro tiempo sentados, y debemos admitir -con justa razón-, que por 1o mismo llevamos una vida sedentaria. Ahora bien, esta postura, la de estar sentado, pone más tensión y peso en la columna que cuando estamos de pie. Nuestra espalda es fuerte, elástica y flexible: resulta una intrincada pieza de construcción que realiza una enorme variedad de trabajos. Gracias a ella, podemos paramos, caminar, agachamos, tiramos hacia atrás, hacia los costados, girar, levantar objetos pesados o dormir encogidos. Soporta el peso del cráneo -una carga más dura de lo que usted imagina- los brazos, las costillas y el resto de la parte alta del cuerpo. Además tiene a su cargo la importante función de proteger la médula espinal que es la transmisora de las órdenes cerebrales hacia el resto del cuerpo. Su espalda es así de asombrosa. Pero ¡cuidado! porque ella también puede causarle problemas.
Lumbalgia Las causas de este doloroso síntoma son muchas y variadas. Algunos investigadores, basándose en la teoría de la evolución de las especies, opinan que la mayoría de los problemas se originan en el hecho de que la columna vertebral no está preparada para seres que caminan sobre dos piernas y se mantienen parados sobre sus miembros inferiores durante tanto tiempo. Según esta teoría, desde que los humanos tuvimos el valor de adoptar la posición erecta hemos padecido de lumbago (dolor en la región inferior de la espalda). No tenemos la ventaja estructural de caminar con las cuatro extremidades, por lo tanto, tenemos que sostener todo el peso del cuerpo con la región inferior de la espalda. Sin embargo y afortunadamente, estudios más recientes se inclinan por la teoría que atribuye los dolores de espalda a nuestros hábitos sedentarios. Esta zona de la espalda heredó la creciente tensión de la vida diaria, la mala postura, la falta de ejercicio regular y el exceso de comida. Las conclusiones de que estas condiciones son las culpables que se produzca el dolor lumbar, constituyen una buena noticia, ya que en relación a ella podemos prevenir la mayoría de los problemas lumbares. Obtendremos tales logros si modificamos determinados hábitos de vida y añadimos la práctica de algunos movimientos que nos ayudarán a mantener sana nuestra espalda, fortaleciéndola. La mayoría de los malestares de la región inferior de la espalda no son graves. Se deben a lesiones leves, a demasiado esfuerzo o al envejecimiento natural. Cuando la espalda ha trabajado demasiado, por desgracia no puede simplemente parar y descansar. Su trabajo continúa aunque se haya lastimado. Si ignoramos las señales de advertencia de dolor en su región inferior y no la cuidamos adecuadamente, los dolores se tornan crónicos, hasta que un día la espalda sufre un colapso ... y nosotros también. Pero el primer paso para cuidarla es entender su estructura.
Estructura de la columna vertebral Aunque algunas veces nos referimos a ella como el hueso de la espalda, no se trata de uno solo, sino que está compuesto por más de treinta huesos separados entre sí, que se denominan «vértebras». Las vértebras están conectadas o vinculadas entre sí por unas esponjas llamadas «discos» y tienen un canal que las une por donde pasa la médula espinal y los nervios. La médula se extiende desde la base de la cabeza hasta el nivel de las caderas. Vista de costado, la columna vertebral presenta dos curvaturas prominentes hacia adentro. Una a nivel del cuello y la otra a nivel de la parte baja de la columna. Cuando caminamos, nos sentamos, nos paramos o nos movemos de alguna forma, la columna colabora moviéndose y usando estas curvas para amortiguar el esfuerzo de los movimientos. Si en lugar de ser así, tan flexible y articulada, fuera un hueso único y compacto, cada movimiento se transmitiría hacia la cabeza y haría imposible la vida. La columna esta dividida en cinco regiones: cervical, dorsal, lumbar, sacra y coccígea. Región cervical: compuesta por siete vértebras, forma el cuello y es extremadamente flexible, permitiendo que su cabeza se mueva libremente en todas direcciones. Región dorsal: por debajo de la región cervical están las doce vértebras dorsales. Estas son menos flexibles y sirven como soporte para su caja torácica y sus costillas. Región lumbar: a las dorsales les siguen las cinco vértebras lumbares, que son casi tan flexibles como las de su cuello y le permiten agacharse y/o sentarse. Región sacra: inmediatamente debajo de la región lumbar se encuentra el sacro. Cuando usted nació, su sacro estaba constituido por cinco huesos separados, pero luego de los primeros meses de vida, éstos se juntaron y fusionaron formando uno solo. Región coccígea: son varias vértebras soldadas entre sí las que constituyen el cóccix y el fin de la columna vertebral.
Músculos que conforman la espalda La columna vertebral presenta numerosos músculos y ligamentos que se unen a ella, en varios puntos o lugares a lo largo de la misma. Estos músculos y sus correspondientes ligamentos, son los que mueven su columna cuando usted se agacha, camina o se mueve en cualquier dirección. Los músculos se fijan al hueso a través de los ligamentos. Tienen especial relevancia aquellos músculos insertados en la parte baja de la columna que se conectan con el abdomen, ya que ellos soportan la espalda cuando usted levanta objetos. Si están muy débiles, son inadecuados para soportarla, siendo esta una causa frecuente y significativa de daño y dolor en la región lumbar. Los factores que pueden producir debilidad en estos músculos son muchos e incluyen la vida sedentaria, la mala postura, la obesidad, malas posiciones al dormir y también levantar incorrectamente objetos pesados. Por lo tanto, la mayor parte de los ejercicios destinados a la columna vertebral, están destinados a reforzar estos músculosabdominales.
Médula espinal El cerebro y la médula espinal constituyen el sistema nervioso central. Unidos, constituyen una madeja de nervios muy compleja que controla las actividades dentro del organismo y además, las respuestas de dicho organismo a todos los estímulos del mundo exterior. Si usted imagina que su cerebro es una computadora, la médula espinal seria el cable que conduce las entradas y salidas de esa computadora. La médula tiene alrededor de cincuenta centímetros de largo y el ancho de un dedo meñique. Se extiende desde la base del cráneo hasta la altura de las caderas, siempre por dentro de la columna vertebral. Esta la protege del mismo modo que el cráneo protege al cerebro de todo tipo de golpes. De la médula salen los denominados nervios periféricos, que se dirigen a todas partes del organismo y son llamados de acuerdo a la zona de la columna de la cual salen: cervicales, dorsales, lumbares y nervios periféricos sacros. Se encuentran recubierto por un material muy duro, resistente y sensible llamado “duramadre” y son los sensores que le mandan al cerebro la sensación de dolor que se puede producir en cualquier parte del cuerpo. La médula espinal termina a unos centímetros de comenzar la zona lumbar. De allí hacia abajo, la columna está ocupada por un grupo de nervios llamados “cola de caballo”.
Vértebras y Discos Cada vértebra es una pieza de hueso casi redonda y maciza, con múltiples protrusiones que cumplen una variedad enorme de funciones: algunas encajan con las vértebras de arriba o de abajo, otras sirven de soporte a músculos o ligamentos y hay una que sirve para formar el canal medular por donde pasará la médula espinal. Entre cada vértebra se encuentran los discos -almohadilla circular compuesta de una suave gelatina en su interior y envuelta por una muy resistente cubierta fibrosa-. Cada disco está firmemente sujeto a la vértebra por arriba y por abajo. Los discos mantienen juntas a las vértebras y actúan como un absorbente de golpes, cuidando que las vértebras no se rocen unas con otras cuando la columna se mueve. Todas las vértebras tienen características similares, a excepción de algunas leves particularidades, mientras van descendiendo a través de la columna. Las más diferenciadas son las dos primeras vértebras cervicales, que soportan la cabeza y permiten que ella rote hacia todos lados.
Como trabajan los músculos de la espalda En la espalda existen dos clases de músculos: aquéllos que están más cerca de la superficie de la piel y los que se encuentran más profundamente insertados. La combinación de ambos nos permite mover la espalda, costillas, cabeza, hombros y brazos. Los músculos superficiales más importantes son el trapecio y el dorsal ancho. El trapecio es un músculo grande, de forma triangular y conecta el cuello, el omóplato y las primeras vértebras cervicales. El dorsal ancho también es un músculo triangular y se extiende desde las vértebras cervicales a través del omóplato hasta los brazos. Estos músculos crean la curvatura que hay entre el cuello y los hombros y colaboran en el movimiento de hombros y brazos. Un grupo de pequeños músculos ayuda a realizar estos movimientos además de levantar la caja torácica. En cuanto a los músculos profundos de la espalda, éstos colaboran para mantener erecto el cuerpo. Se extienden desde el sacro y se insertan fuertemente a todas las vértebras hasta la base de la cabeza. Son más numerosos que los superficiales y su interacción es tan compleja que los médicos muy a menudo hallan difícil diagnosticar cual de ellos es el que está sufriendo. Además de los músculos, los ligamentos cumplen una función muy importante en la espalda. Constituyen bandas flexibles de tejido fibroso que corren por toda la espalda, de vértebra en vértebra, adhiriéndolas firmemente unas con otras y creando una estabilidad extra. Además ayudan a envolver y proteger la médula espinal que está dentro de las vértebras.
Entendiendo su columna La columna vertebral del adulto posee las siguientes vértebras: siete vértebras en la zona del cuello (cervical); doce vértebras en la zona del tórax (dorsal); cinco vértebras en la zona inferior de la columna (lumbar); cinco vértebras soldadas en la pelvis (sacra); cuatro vértebras soldadas en el fin de la columna (cóccix). Los discos intervertebrales conectan a todas las vértebras entre sí, pero también las mantienen separadas unas de otras. Cada disco posee un núcleo gelatinoso rodeado por una capa fibrosa resistente.
Partes de una vértebra Básicamente, todas las vértebras son similares en su estructura, pero varían algo en su forma, tamaño y ciertos detalles, de acuerdo a su ubicación en la columna. Una vértebra típica consta de tres partes principales: Cuerpo: Localizado en la parte anterior de la vértebra, está sujeto a la vértebra superior e inferior respectivamente y soporta el peso de la columna. Arco vertebral: junto con el cuerpo, el arco forma un agujero para que pase la médula espinal por su interior. Los lados del arco, llamados pedículos, tienen agujeros que permiten salir a los nervios de la médula espinal hacia todo el cuerpo. Apófisis: está constituida por siete crecimientos naturales del hueso y se proyectan en la parte posterior de la vértebra. Algunas sirven para sostener músculos, otras para conectarse con las vértebras superiores e inferiores. El formato de la vértebra depende de su ubicación en la columna y del trabajo que realizan.
La médula espinal El cerebro y la médula espinal forman en conjunto, su sistema nervioso central -el complejo conjunto de fibras nerviosas que controla todas las actividades dentro de su organismo y todas las respuestas de su cuerpo a los estímulos exteriores del mundo que nos rodea. Piense en su cerebro como si el fuera una computadora, y piense que la médula espinal es el cable que la conecta hacia afuera y adentro. Mide unos 40 cm de largo y tiene el grosor de su dedo meñique, la médula se extiende desde la base del cráneo hasta donde termina su columna. Así como los huesos del cráneo protegen al cerebro, la columna vertebral protege a la médula espinal de caídas, golpes, accidentes. El conjunto de sus vértebras forma un canal de protección por donde pasa la médula espinal. Los nervios salen de la médula espinal para recorrer todas las partes de su organismo. Estos nervios que salen de la médula tienen el nombre del sector de salida: nervios cervicales, dorsales, lumbares y sacros. La médula y los nervios que salen de ella están envueltos en un material muy duro y resistente, llamado duramadre. Estos son los nervios que le mandan el mensaje de dolor al cerebro cuando se produce alguna compresión o rotura de las vértebras. La médula espinal termina unos centímetros por debajo de su cintura, en el comienzo de la zona lumbar, de ahí en más forman un paquete de nervios que se llaman la «cola de caballo». |